Se considera ser vivo a aquel que nace, crece, se reproduce y muere. Pero, un ser vivo es un organismo mucho más complejo, que posee ciertas características que lo distinguen de un ser inerte. Estas características son:
En su interior ocurren varias actividades a la vez y éstas se relacionan con otras.
Homeóstasis: Los organismos vivos están obligados a mantener un control sobre su estructura física.
La homeóstasis consiste en regular el medio interno para lograr un equilibrio entre su estructura y sus funciones vitales.
Irritabilidad: es la respuesta o reacción ante los estímulos.
Esto permite que los seres vivos se adapten a los cambios ambientales, como por ejemplo: temperatura, humedad, intensidad lumínica, presión atmosférica, olor, sed, hambre o cualquier otro tipo de sensación.
Metabolismo: permite a los seres vivos procesar los nutrientes presentes en el ambiente para obtener energía.
Utiliza una cantidad de nutrientes y almacena el resto para situaciones de escasez.
Reproducción: es la capacidad de los seres vivos para multiplicarse.
Produciendo individuos nuevos idénticos (asexual) o diferentes (sexual) genéticamente a sus progenitores.
Esta cualidad permite perpetuar la especie.
Relación: es una característica esencial de los seres vivos que los diferencia de los demás.
Le permiten interactuar con individuos de su especie o especies distintas, adaptándose para lograr la sobrevivencia.